Durante los años treinta Paulino Masip fue uno de los periodistas más renombrados de su tiempo: fue el director más joven de la época en La Voz de Madrid, dirigió la época dorada de El Sol y entre 1937-38 hizo lo propio con La Vanguardia. Tras el exilio y hasta su muerte en 1963 se ganó los frijoles componiendo guiones y diálogos para películas, alguna de ellas a mayor gloria de Jorge Negrete. Como Luis Buñuel, Masip también se tuvo que dedicar a trabajar en «películas alimenticias». El diario de Hamlet García es el cuaderno personal de Hamlet García, profesor ambulante de metafísica, casado con Ofelia, padre de dos hijos y con residencia en Madrid. Aunque el diario comienza a escribirse en enero de 1935, el grumo mayor de las reflexiones nos lleva al tracto cronológico comprendido entre junio y agosto de 1936. A partir del 6 de agosto las notaciones cronológicas desaparecen hasta llegar al 30 de octubre del 36, en que cesa la escritura y se pone punto final al diario con una nota del editor. El encanto de la obra reside en su tono narrativo, a mitad de camino entre lo humorístico y lo esperpéntico. Hamlet García es, como se decía en la época, un pequeño-burgués, con la particularidad de que permanece casi todo el día ensimismado en sus divagaciones filosóficas, ajeno por completo al escenario político que se cuece por esas fechas en España. Esta antinomia es la que propicia situaciones verdaderamente hilarantes que nos dan un fresco vivísimo y agridulce de esos primeros meses de la Guerra Civil en Madrid.