En nuestro siglo, las formas creativas y expresivas del dibujo se han multiplicado significativamente. La ilustración, el diseño, la gráfica descriptiva, el, etc. parecen haber redescubierto el dibujo, no solo como modo de representación, sino también como modo de acción, de acceso y relación con nuevas realidades.
Los nuevos contextos de la ilustración gráfica, que vienen a ampliar aquellos en los que esta cumplía funciones editoriales, ornamentales, testimoniales, educativas, etcétera, se han vuelto especialmente notorios dentro de las artes visuales; el diseño gráfico, el diseño industrial, de espacios, moda y arquitectura han rehabilitado el dibujo concediéndole valor de relato, y volviendo así a proclamarse como; por su parte, dentro de los discursos del arte contemporáneo, el arte gráfico ha encontrado un espacio mucho más amplio, dejando atrás su tradicional estatuto de inconclusión o incompletitud. Todos estos desarrollos suponen modos de imbricación entre lo que podemos llamar en tanto que ponen en relación las ideas que solo toman forma en la línea y desde la línea, y las ideas que se mediante la línea, el punto o el plano.
En toda esta expansi de las formas y medios del dibujo creadoras juegan un papel determinante. existe cierta sincronía, cierta conexión lógica efectiva entre emancipación del dibujo la socialización una nueva conciencia feminista aut humanismo nuestro siglo. La autarquía del dibujo está necesariamente motivada por liberación y transvaloración del acto mismo dibujar, del gesto, de la acción y del cuerpo no solo modificaciones en condiciones medio (editorial, artístico, etcétera).