Este ensayo trata de reflexionar sobre esa pulsión apocalíptica que está dejando su huella en un sinfín de manifestaciones culturales del presente. Sobre nuestra tendencia a percibir cualquier acontecimiento de la actualidad desde un sentimiento catastrofista. Sobre la sensación tan conocida y recurrente de vivir al final de una época, al borde del caos y la definitiva aniquilación de todo. A través de la lectura de un amplio corpus de novelas españolas Post 11-S, pero sin olvidar las numerosas conexiones que estas establecen con otras manifestaciones artísticas, audiovisuales y plásticas fundamentalmente, se pasa revista a los motivos temáticos más recurrentes de la ficción apocalíptica, al tiempo que se analizan las estrategias discursivas de las que dichas ficciones echan mano. Se establece así una sutil correspondencia entre esa estereotipada cartografía del desastre y la ruina y una serie de recursos formales relacionados con la construcción (o, mejor, deconstrucción) del relato, igualmente frecuentes en la última narrativa. Novelas formalmente rotas o extremadamente fragmentadas son así la perfecta representación de un mundo en descomposición. Pero, sobre todo, este ensayo se propone demostrar cómo en muchas ocasiones el género de la distopía ha ido perdiendo la carga política y moralizante que le es propia, a través de un progresivo proceso de estetización que ha hecho del apocalipsis un auténtico espectáculo, tan fascinante como tentador.