Primeras prosas: Muchos de los primeros poemas en prosa de esta obra no logran transmitir una emoción coherente o una experiencia significativa de cierta profundidad. Prosas varias (1898-1903): Revela la constante nostalgia del poeta por su niñez perdida, o por una felicidad desconocida que parece haberle esquivado. La enfermedad y la tristeza llenan estas primeras páginas. Refleja los primeros esfuerzos juveniles de J.R.J. hacia una expresión poética en prosa. El sentimentalismo del Romanticismo lo inunda todo; las emociones son pueriles y superficiales; la expresión es tímida y convencional. El estilo, igual que su autor, aún no ha madurado, y refleja la lucha del poeta para expresarse al mundo que le rodea, pero también refleja la herencia de una tradición literaria. Palabras románticas (1906-1912): Las narraciones cortas y las anécdotas que surgen ocasionalmente están reducidas a simples impresiones. La emoción se contiene y, aunque quedan retazos, ya ha desaparecido el sentimentalismo lloroso y excesivo propio del Romanticismo. Tienen influencia modernista que se aprecia en la preocupación por el color, la musicalidad y los elementos románticos. Encuentra su inspiración en Moguer. Aparece el tema de la muerte pero no como una vaga melancolía que nace de saber que todos vamos a morir más tarde o más temprano, sino como un terror total que surge de la propia sensación de mortalidad del poeta. Baladas para después: Contiene la selección más importante de las Primeras Prosas. Es la sección mayor con 89 poemas en prosa, y son los que están desarrollados de una manera más consistente y acertada en los primeros textos. Aquí, las tendencias modernistas alcanzan su expresión más desarrollada. Que es un estilo de transición, lo prueba el hecho de que ciertos elementos expresivos están dispuestos dentro de una distinta visión del mundo, más coherente, que refleja los rasgos de una mentalidad simbolista. El poeta ha disminuido el fuerte sentimiento de la muerte de textos anteriores y lo ha reemplazado por una preocupación más general por lo temporal y por la tristeza que acompaña a dicha preocupación.