Canciones de Alejandría

bilingüe

Canciones de Alejandría fue la obra que hizo célebre a Mijaíl Kuzmín (1872-1936) en el panorama lírico ruso de la Edad de Plata. Aunque no estuvo exenta de polémicas, tanto por el contenido homoerótico como por las reminiscencias formales, que enseguida lanzaron a la crítica a establecer paralelismos con otras obras europeas similares, se puede decir que la opinión fue clara y unánime: el ciclo alejandrino de Kuzmín inauguraba algo insólito en la lírica rusa. Estas particularidades, tomadas del decadentismo francés y del gusto imperante por el orientalismo, convierten sus versos en una rareza literaria; un canto a la libertad con total ausencia de complejos y de culpas. Kuzmín describe el paraíso tal y como él se lo imagina, desde el anacronismo de mitos y culturas dispares, desde la valentía que exige lo prohibido y la sonoridad y el ritmo que la predominancia del verso libre, usado en la poesía rusa anterior en contadas ocasiones, da a la obra. Versos que celebran la belleza y la alegría desde la claridad y la fuerza de lo frágil.

Canciones de Alejandría

Traducción de Dimas Prychyslyy

Prólogo de Luis Antonio de Villena

2022
140
12 x 19x5 x 0,9 cm
Tapa blanda
978-84-9895-456-2
14,00 €
Canciones de Alejandría fue la obra que hizo célebre a Mijaíl Kuzmín (1872-1936) en el panorama lírico ruso de la Edad de Plata. Aunque no estuvo exenta de polémicas, tanto por el contenido homoerótico como por las reminiscencias formales, que enseguida lanzaron a la crítica a establecer paralelismos con otras...

Canciones de Alejandría fue la obra que hizo célebre a Mijaíl Kuzmín (1872-1936) en el panorama lírico ruso de la Edad de Plata. Aunque no estuvo exenta de polémicas, tanto por el contenido homoerótico como por las reminiscencias formales, que enseguida lanzaron a la crítica a establecer paralelismos con otras obras europeas similares, se puede decir que la opinión fue clara y unánime: el ciclo alejandrino de Kuzmín inauguraba algo insólito en la lírica rusa. Estas particularidades, tomadas del decadentismo francés y del gusto imperante por el orientalismo, convierten sus versos en una rareza literaria; un canto a la libertad con total ausencia de complejos y de culpas. Kuzmín describe el paraíso tal y como él se lo imagina, desde el anacronismo de mitos y culturas dispares, desde la valentía que exige lo prohibido y la sonoridad y el ritmo que la predominancia del verso libre, usado en la poesía rusa anterior en contadas ocasiones, da a la obra. Versos que celebran la belleza y la alegría desde la claridad y la fuerza de lo frágil.

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