En 1948, Juan Ramón Jiménez, en compañía de su esposa Zenobia, viaja a Buenos Aires invitado por la revista
Los andes para la lectura de un ciclo de cuatro conferencias de la capital porteña. La visita, sin embargo, se extiende a otras ciudades argentinas e incluso a Montevideo, y las actividades del poeta se multiplican. En todas partes la recepción que se le dispensa es tan fervorosa que Juan Ramón recupera la energía creadora y el entusiasmo por las nuevas voces poéticas, asumiendo un papel de descubridor de los nuevos talentos. Como fruto de ello, realiza lecturas públicas de poemas de diversos autores, y anuncia la publicación de un volumen que recogerá esas composiciones y otras más. El proyecto, sin embargo, queda aplazado
sine die a su regreso a Estados Unidos.
La anunciada antología de poesía argentina y uruguaya nunca se publicó, ni tenemos nada parecido a un original de la misma preparado para la imprenta, aunque sí diversos materiales de los archivos de Juan Ramón que permiten conocer mejor su relación con la poesía argentina y uruguaya de los años 40. El presente libro que Juan Ramón no llegó a componer, pero sí exponer que documentos relativos a sus contactos con la lírica austral guardó, cual fue su papel como lector, que autores recibieron su atención y preferencias, etc.