Los seis estudios que agrupamos en este volumen abordan distintos problemas críticos que afectan a obras cimeras del Siglo de Oro: el Lazarillo y su continuación «de Amberes», la novela ejemplar La tía fingida, obra atribuida a Cervantes y que ha generado una amplia controversia hasta fechas muy recientes, y el problema de la fijación del texto y la atribución de la primera obra donde se trata el mito de Don Juan, transmitida por dos vías diferentes y atribuida en el siglo XVII a dos autores distintos, Calderón de la Barca y Tirso de Molina. De acuerdo con los estudios que aquí reunimos se sostiene que la Segunda parte del Lazarillo, el llamado Lazarillo de Amberes, es una continuación del Lazarillo original, planteada con presupuestos ideológicos y culturales similares a los de la primera parte, y entroncada con la corriente de literatura lucianesca de mediados de siglo, caracterizada por una visión crítica y mordaz sobre la sociedad y las costumbres morales de la época. Los tres estudios sobre el Lazarillo y su continuación de Amberes establecen una metodología crítica objetiva,situando ambas obras dentro del contexto cultural y doctrinal de la Reforma y proponiendo vías de análisis a partir de elementos objetivos sobre la autoría de ambas partes y sobre la evidencia crítica de que en ambos casos se están abordando problemas doctrinales que explican el que ambas obras hayan sido prohibidas por la Inquisición en 1559 y, en lo que atañe a la primera parte, censurada, amputada y castigada hasta sustituir el texto original por un texto fuertemente censurado (el Lazarillo castigado por la Inquisición). Ese texto castigado por la Inquisición con la supresión del capítulo del buldero y amputado en varios pasajes de los demás episodios, todos ellos de claro contenido doctrinal, es el que ha generado la querella de las atribuciones, desde la inicial a Hurtado de Mendoza, hasta las últimas, ya en el siglo XXI. La propuesta crítica de nuestro estudio asume que ambos Lazarillos han sido igualmente prohibidos por la Inquisición debido a sus propuestas heterodoxas sobre los negocios con la venta de las bulas, el amancebamiento de los clérigos de alto rango y las evidentes críticas sobre las prácticas de la jerarquía eclesiástica, lo que las sitúa, a las dos partes, en el ámbito de la Reforma. Proponemos, además, una vía de análisis, basada en la lingüística, para abordar los problemas de la autoría de ambas partes. El estudio crítico sobre la novela ejemplar de La tía fingida se centra en la evidencia de que, ateniéndose al texto de la Biblioteca Colombina y descartando las variantes introducidas por el racionero Porras de la Cámara, el análisis objetivo del texto muestra una coincidencia superior al 75% de usos significativos con la obra cervantina, lo que avala la atribución de Julián Apráiz de que, en efecto, se trata de una novela ejemplar escrita por Cervantes en el período 1600-1605. El tercer trabajo crítico aborda dos aspectos centrales del texto fundados del mito de Don Juan: su evolución hispánica hasta llegar a Zorrilla y los elementos críticos objetivos que pemiten atribuir la obra, editada en el siglo XVII a nombre de Tirso y de Calderón, a Andrés de Claramonte, el dramaturgo murciano afincado en Sevilla y cuyas obras, tras su muerte sin hacer testamento, han sido atribuidas indistintamente a Lope, Tirso, Calderón, Guillén de Castro y otros autores, hasta llegar a darse el caso de que una de ellas, El infanzón de Illescas, haya sido publicado indistintamente a nombre de Lope de Vega, de Calderón y de Tirso de Molina, cambiando el título original en el de El rey don Pedro en Madrid y modificando distintos pasajes en la edición del siglo XIX a nombre de Tirso de Molina. Nuestro planteamiento crítico se basa en el cotejo y análisis de variantes y en la verificación de fuentes, lo que lleva a una revisión en profundidad tanto del texto como de las atribuciones fraudulentas, tan frecuentes en el siglo XVII.