«Hacía mucho tiempo que tenía el proyecto de hacer fácil y legible el Quijote conservando sin una sola transformación o añadidura el puro estilo de Cervantes, y hoy por fin lanzo a la publicidad mi reducción como un homenaje al genio en la hora de celebrar el cuarto centenario de su nacimiento.
La tarea ha sido brava pues sólo por inspiración se podían suprimir capítulos y párrafos pensando en el lector moderno que en medio de su prisa quiere saber bien lo que es el
Quijote.
No me atrevería a decir que sobrase nada en la gloriosa obra, pero había la necesidad perentoria de convertirla en una asequible novela de cuatrocientas páginas. He procurado más que nada que además del argumento llegue enterizo el tono cervantino quijotesco a los nuevos caminantes —del automóvil y el avión—, acortando sus páginas para que tengan el ritmo de la velocidad reinante sin menoscabo de la belleza.
Ya sé que abundan las más concienzudas razones para leer íntegro el Quijote, pero el caso es que se escabullían a su lectura numerosos seres a los que les angustió el embrollo en que se metieron cuando por su cuenta y riesgo saltaron o sobrevolaron el laberinto de su intriga espoleados por la urgencia.
Mi versión del Quijote lo da entero a la par que compendiado a los que —ni niños ni catecúmenos— quieran gozar el sabor de la autenticidad del gran libro como si fuese una novela moderna».
Ramón Gómez de la Serna